El otro día fui a la playa y debido a mis características poco adaptadas a los largos periodos de radiación (que soy blanca nuclear, vaya) me quemé como una langosta ¿que por qué te cuento esto? porque estoy segura de que no sabes por qué la piel se te pone roja al quemarte.
Todos sabemos que la radiación ultravioleta (UV) en altas concentraciones es mala para la piel (y para cualquier tejido/ bicho en general) pero en el caso de las quemaduras me llama especialmente la atención porque la piel se nos vuelve más sensible, coge un color rojizo, se nos pela, nos quema... ¿Por qué ocurre esto? Pues resulta que es un cúmulo de cosas:
Al estar durante un buen rato expuestos a la radiación solar el tejido comienza a dañarse en un proceso similar al que sufren los enfermos de psoriasis (toma ya, vas a aprender dos cosas en un solo artículo):
El tejido comienza a sufrir daños, la piel aumenta su contenido en queratina (una capa más dura) con el fin de protegerse. En la dermis (una capa más profunda) los cambios son vasculares, es decir, tienen que ver con el sistema circulatorio: Las células que recubren los vasos sanguíneos se alargan, aumentando su calibre. Hay células que literalmente petan generando un edema, es decir, un aumento de líquido en una zona, y tras una hora se desarrolla en tu piel un eritema que es la forma guay que tienen los médicos de decir que se enrojece la superficie por la acumulación de sangre bajo la piel.
Tras este eritema, liberamos histamina a saco, que es una molécula asociada a las respuestas del sistema inmunitario.También se elevan mucho los niveles de protaglandinas, en concreto la prostaglandina E2, que es una molécula asociada a la inflamación y en la reacción de fiebre, lo que explica por qué además de ponerte como un cangrejo, ardes como una barbacoa.
¿Conclusión? Ponte crema cada poco que no cuesta tanto, y si eres blanco nuclear como yo, no salgas de la sombrilla.
Referencias:
Gilchrest, B. A., Soter, N. A., Stoff, J. S., &
Mihm, M. C. (1981). The human sunburn reaction: Histologic and biochemical
studies. Journal of the American Academy of Dermatology, 5(4), 411–422.
doi:10.1016/s0190-9622(81)70103-8
Todos sabemos que la radiación ultravioleta (UV) en altas concentraciones es mala para la piel (y para cualquier tejido/ bicho en general) pero en el caso de las quemaduras me llama especialmente la atención porque la piel se nos vuelve más sensible, coge un color rojizo, se nos pela, nos quema... ¿Por qué ocurre esto? Pues resulta que es un cúmulo de cosas:
Corte histológico de un epitelio dañado por el sol |
El tejido comienza a sufrir daños, la piel aumenta su contenido en queratina (una capa más dura) con el fin de protegerse. En la dermis (una capa más profunda) los cambios son vasculares, es decir, tienen que ver con el sistema circulatorio: Las células que recubren los vasos sanguíneos se alargan, aumentando su calibre. Hay células que literalmente petan generando un edema, es decir, un aumento de líquido en una zona, y tras una hora se desarrolla en tu piel un eritema que es la forma guay que tienen los médicos de decir que se enrojece la superficie por la acumulación de sangre bajo la piel.
Tras este eritema, liberamos histamina a saco, que es una molécula asociada a las respuestas del sistema inmunitario.También se elevan mucho los niveles de protaglandinas, en concreto la prostaglandina E2, que es una molécula asociada a la inflamación y en la reacción de fiebre, lo que explica por qué además de ponerte como un cangrejo, ardes como una barbacoa.
¿Conclusión? Ponte crema cada poco que no cuesta tanto, y si eres blanco nuclear como yo, no salgas de la sombrilla.
Referencias:
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