La evolución es muy curiosa, tanto que muchas veces deja pistas demasiado sutiles; como puede ser la que vengo a contarte hoy: El rastro evolutivo que encontramos entre las ballenas (o los delfines) y los peces:
¿Qué relación tienen las ballenas y los peces? Pues una muy simple (y bastante obvia): ambos son animales acuáticos, pero eso es todo, no tienen ninguna relación desde el punto de vista filogenético (que es una clasificación establecida basándose en la variación de su ADN respecto a otra especie).
Entonces... ¿Qué los une? Los une el agua, y es algo muy chulo (y un vínculo muy poderoso), verás, los peces son animales que evolucionaron en el agua, adaptados a ella y que no trataron de salir de ella jamás. Sin embargo, las ballenas no son iguales:
Ballena |
Cuando piensas en un ballena piensas en un ser enorme que no podría tenerse en pie por sí solo, y tienes toda la razón, lo que pasa es que te falta un nexo evolutivo. Las ballenas son animales adaptados al agua, está claro (solo en ella podrían tener esas dimensiones sin tener que temer por los depredadores) pero resulta que esa característica es secundaria. ¿Qué quieres decir con eso? Si te paras a pensar en una ballena o en un delfín nadando, en seguida visualizas a un animal que mueve su cola en vertical, pero cuando piensas en un pez que nada, este mueve su cuerpo con movimientos horizontales ¡Cómo es eso posible? Por algo que te dejará helado: ¡Las ballenas tienen restos de unas caderas!.
Si te he conseguido liar del todo, tranquilo, la explicación es algo que mola mucho (y es relativamente sencilla): Las ballenas son mamíferos ¿y dónde se desarrollaron los mamíferos? ¡Exacto, en tierra firme!. Es decir, un antepasado muy muy lejano salió del agua, y tras muuuuuchas generaciones, comenzó a haber algo que podría ser un "precursor de ballenas" por así decirlo. Este vio que la movida que había en la tierra no le iba demasiado y totalmente a su rollo volvió al mar. Pero claro, era un mamífero, tras muchos cambios evolutivos sus patas fueron dando lugar a aletas y desarrollaron una gran cola, pero internamente ese recuerdo de quiénes fueron sigue ahí: son placentarios como muchos otros, no tienen branquias, sino que deben salir a la superficie a respirar, y por supuesto, tienen restos de la existencia de unas caderas (por supuesto si no les hubiesen servido de nada, se habrían ido perdiendo a lo largo de su historia evolutiva, pero se mantuvieron modificadas porque les facilita el ascenso a la superficie).
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