¡Hola criaturas curiosas de internet! Hoy vengo por aquí con una historia... que no deja a los biólogos en muy buen lugar.
Nuestro querido incomprendido |
Una parte de la biología se basa en seres pequeños que no podemos ver a simple vista (los microbios), y para ello solemos usar herramientas como los microscopios. Hasta aquí todo bien, es una herramienta muy útil y muy necesaria ¿Y qué científico, qué mente brillante la inventó? Puees.... un tío muy raro (¡vaya, qué sorpresa en ciencia!). Antony van Leeuwenhoek, a parte de tener un apellido gracioso de escribir, fue la primera persona en hacer algo parecido a un microscopio, allá por 1653. Este hombre tan curioso no tenía formación, ni muchos amigos (¡vaya, qué sorpresa en ciencia!), era un hombre tosco y desconfiado (no nos engañemos, lo bonito de la ciencia es la mínima interacción humana).
Era conserje del ayuntamiento de su pueblo y tenía una afición que consistía en tallar lentes (cada uno con sus cosas). El caso es que este ser acabó siendo vendedor de telas, y usó su conocimiento en lentes para fabricarse una lupa con unos 200 aumentos (es bastante, hay microscopios con ese rango de visión) y poder examinar el género (puesto que la calidad de las telas depende de cómo se entrelacen las fibras y de la consistencia de estas).
Era conserje del ayuntamiento de su pueblo y tenía una afición que consistía en tallar lentes (cada uno con sus cosas). El caso es que este ser acabó siendo vendedor de telas, y usó su conocimiento en lentes para fabricarse una lupa con unos 200 aumentos (es bastante, hay microscopios con ese rango de visión) y poder examinar el género (puesto que la calidad de las telas depende de cómo se entrelacen las fibras y de la consistencia de estas).
Así que tenemos que el primer aparato para poder ver microorganismos lo inventó un hombre sin tener ni idea de lo que iba a significar, solo era un friki con un hobby raro de narices. Pero la cosa no se quedó ahí, al hombre le dio por mirar todo lo que se le ocurría bajo ese aparatejo (total, es gratis y entretenido) y descubrió unos seres a los que denominó "animalículos" y lo flipó. Se dedicó a poner todo tipo de muestras y a comprobar que, efectiviwonder, esos bichos estaban por todas partes.
El susodicho microscopio |
Fascinado por sus descubrimientos, Leeuwenhoek comenzó a cartearse con la Royal Society contándoles lo que había descubierto (y siendo un poco pesado, porque les escribió más de 300 cartas). La Royal Society, siendo una institución científica de prestigio pues no se tomó muy en serio los desvaríos de un vendedor de telas que tallaba cristales en su tiempo libre (también es verdad que muy cabal no suena). Pero el que la sigue la consigue, así que al final, aunque fuera por plasta, le hicieron caso. (También es verdad que a su vez, Zacharias Janssen y Robert Hooke (con un libro publicado sobre las descripciones de las cosas que había ido viendo con un microscopio compuesto) comenzaron a hablar sobre el tema).
Lo guay es que nuestra historia acaba de una forma más rara que el propio Leeuwenhoek: Nuestro protagonista acabó siendo miembro de la Royal Society, sin embargo no les dejó un microscopio en la vida. (¿He dicho ya que era desconfiado?) de hecho, cuando murió se encontraron como 500 microscopios que había fabricado con sus propias manos él solo, jamás dejó escrito cómo fabricarlos. ¿Lo gracioso? de esos 500 nos quedan 12, muchos se han ido perdiendo, otros se quemaron en un incendio y al final hasta nuestros días llegaron 10.
8 de ellos se encuentran en diferentes museos donde están expuestos al público, y el noveno está en una colección privada. En 2009, salió a subasta un microscopio original de nuestro querido asocial, que se vendió por la friolera de 321.237,50 libras (ya tenemos 10); otro se encontró para ser vendido por la misma galería que el anterior y se sigue estudiando (con lo que tenemos 11); el último kit de "objetos médicos antiguos y utensilios de pintura" que se recolectó de los lodos de los canales de la ciudad donde vivía nuestro protagonista (resulta que se drenaron los canales y todos los lodos se expulsaron, de forma que había gente (asumo que con pocas cosas que hacer) que se dedicaron a filtrar esos lodos), pues bien, este pack lo compró un coleccionista español por 1.500€ y se topó con que contenía un microscopio que puede valer una fortuna.
8 de ellos se encuentran en diferentes museos donde están expuestos al público, y el noveno está en una colección privada. En 2009, salió a subasta un microscopio original de nuestro querido asocial, que se vendió por la friolera de 321.237,50 libras (ya tenemos 10); otro se encontró para ser vendido por la misma galería que el anterior y se sigue estudiando (con lo que tenemos 11); el último kit de "objetos médicos antiguos y utensilios de pintura" que se recolectó de los lodos de los canales de la ciudad donde vivía nuestro protagonista (resulta que se drenaron los canales y todos los lodos se expulsaron, de forma que había gente (asumo que con pocas cosas que hacer) que se dedicaron a filtrar esos lodos), pues bien, este pack lo compró un coleccionista español por 1.500€ y se topó con que contenía un microscopio que puede valer una fortuna.
¿Moraleja? Supongo que "no seas como Leeuwenhoek" a parte de martirizar a todo estudiante de biología con su nombre, al no dejar una sola instrucción sobre cómo pulir las lentes o montar los microscopios, se tardó casi 200 años en volver a tener una técnica que nos permitiera una calidad similar. Son ganas de ver el mundo arder.
Referencias:
Microbiota. Los microbios de tu organismo de Ignacio López-Goñi.
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